El documento parte de la consideración de que las consultas de obstetricia y ginecología pueden desempeñar un papel destacado en la detección de la violencia doméstica.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ha publicado un documento de consenso de la especialidad para mejorar la detección y atención de las mujeres víctimas de violencia de género desde las consultas de obstetricia y ginecología. Se defiende que las consultas de obstetricia y ginecología pueden jugar un papel destacado en la detección de la violencia doméstica. La violencia de género es un problema infradiagnosticado en el ámbito sanitario, donde solo se detecta el 5% de los casos, y el objetivo de este consenso es reforzar la contribución de la especialidad a la detección temprana desde el sistema sanitario.
Para ello, el documento publicado por la SEGO enumera los factores de riesgo de la violencia de género –sociales, comunitarios, relacionales e individuales-, subrayando que en los colectivos más vulnerables un porcentaje importante de los malos tratos por parte de la pareja se inician con el embarazo, incluida la violencia física y sexual. Por eso, las consultas de embarazo y puerperio –como también las de planificación familiar y las revisiones periódicas- representan oportunidades para la detección de la violencia de género.
El documento, que aboga por el cribado universal de la violencia de género en todas las consultas de obstetricia y ginecología, contiene recomendaciones prácticas a los especialistas sobre lo que debe hacerse y lo que no en la consulta para que la mujer en situación de maltrato sea capaz de confiarlo al profesional.
Pero para la detección de un caso de violencia doméstica, recomienda el consenso de la SEGO a sus especialistas, lo fundamental es preguntar y hacerlo sin miedo, porque “contrariamente a la creencia popular, la mayoría de las mujeres están dispuestas a revelar el maltrato cuando se les pregunta en forma directa y no valorativa, y muchas están esperando silenciosamente que alguien les pregunte”.
En su consenso, SEGO recuerda a todos sus profesionales que el personal sanitario tiene la obligación legal de comunicar el maltrato a las autoridades judiciales mediante el parte de lesiones e informe médico, el cual es fundamental para poner en marcha las medidas legales dirigidas a la protección de la mujer y es además, a veces, el único instrumento con el que cuentan los juzgados, la única prueba de un posible delito.
Atención a la mujer víctima de una agresión sexual
Según datos de la OMS publicados en 2010, un 25% de las mujeres de cualquier edad y hasta un 33% de las adolescentes han sido víctimas de violencia sexual, sobre todo por parte de su compañero sentimental. En España, los datos oficiales muestran un incremento sostenido de la incidencia de los delitos sexuales, que se han casi duplicado en los últimos seis años, de los 8.923 de 2013 a los 15.319 de 2019, si bien se estima que el número de casos reales es mucho mayor, pues hasta el 30% de las víctimas no llega a consultar o denunciar, por vergüenza o temor a ser culpadas por el entorno social, así como por miedo a represalias. El 85% de las víctimas son mujeres y hasta en el 50% de los casos las víctimas son menores de edad.
El consenso de la SEGO ofrece a los especialistas información sobre las consecuencias de la agresión sexual para la salud de la mujer así como sobre los factores de riesgo, uno de los principales es la edad, pues entre las menores de edad y las mujeres entre 18 y 30 años se concentra el 75% de las víctimas. Pero sobre todo detalla cómo debe ser la atención en urgencias a la mujer víctima de una agresión sexual, estableciendo pautas para la actuación profesional del ginecólogo y advirtiendo a los especialistas del incremento de la violencia sexual precedida de sumisión o vulnerabilidad química y cómo detectarla.
Este tipo de casos de sumisión química (definidos como la administración de sustancias psicoactivas con fines delictivos o criminales, principalmente de tipo sexual) viene creciendo en los últimos años de forma preocupante, estimándose que representan hasta el 30% de las agresiones sexuales, si bien apenas se denuncia un 20% de ellos.
En su conclusión, el consenso de SEGO apuesta por la sensibilización y la formación continuada de los especialistas en obstetricia y ginecología para mejorar la detección y atención a la violencia de género en el ámbito de la atención a la salud sexual y reproductiva, formación que debe abarcar tanto una capacitación en los aspectos legales y comunicativos como una comprensión integral del ciclo de la violencia de género y un entrenamiento en la capacidad para detectar sus signos y síntomas.
Diario Medico 24/11/2021